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Ronquido

Los ronquidos, si bien son más frecuentes en adultos, también están presentes en el sueño de los niños. Las causas del ronquido en niños suelen ser diferentes a la de los adultos, siendo las causas más frecuentes la presencia de vegetaciones hiperplásicas y amígdalas de gran tamaño que obstruyen el paso de la vía aérea. Diversas malformaciones faciales, como una mandíbula pequeña o un maxilar estrecho, también pueden producir ronquidos.



Es importante saber si el niño además de roncar, hace apneas nocturnas, en cuyo caso se tratará de un Síndrome de Apnea e Hipopnea del Sueño (SAHS). La apnea es la ausencia de respiración durante un tiempo determinado. Los padres observan cómo el niño deja de roncar durante unos segundos, terminando en un ruido fuerte con el que reanuda la respiración y el ronquido. Durante estas apneas se pueden observar intentos respiratorios.



En el caso de que acontezcan apneas el problema puede ser importante, pues cada vez que el niño deja de respirar puede disminuir la concentración de oxígeno, siendo muy importante en estas etapas tan críticas para el desarrollo neuronal y cognitivo. La falta de respiración repetida durante la noche ocasiona un sueño no reparador que ocasiona serios problemas de aprendizaje, atención y comportamiento en niños.
Está demostrado que el SAHS en niños produce retraso en el crecimiento, complicaciones cardiovasculares, y alteraciones neurocognitivas y conductuales. Esto último se manifiesta en los niños con agresividad, hiperactividad, falta de concentración, retraso del lenguaje y rendimiento escolar bajo entre otros. Es por esto que la Academia Americana de Pediatría recomienda descartar la presencia de apneas durante el sueño en niños con trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

 

Así, un niño que ronca por la noche, y que durante el día presenta problemas conductuales como los que hemos mencionado anteriormente, debería ser evaluado para descartar la presencia de apneas durante el sueño. En ciertas ocasiones se realizará una prueba del sueño para poder objetivar la existencia de apneas y su gravedad.



Si se constata la existencia de un SAHS, en la mayoría de casos se indicará la necesidad de extirpar amígdalas y vegetaciones (“adenoamigdalectomía”) con la que la gran mayoría de casos se resolverán.

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