La neuritis vestibular se caracteriza por un vértigo espontáneo e intenso que incapacita  a la persona que lo sufre. Provoca nauseas y vómitos que desparecen gradualmente, persistiendo desequilibrio e inestabilidad que se resuelven en una o varias semanas. No tiene síntomas asociados auditivos ni neurológicos. Esta enfermedad es atribuida a una inflamación vírica selectiva del nervio vestibular, según los estudios epidemiológicos.



Dicha inflamación vírica, muchas veces es ocasionada por un catarro, y suele producir una lesión vestibular periférica unilateral irreversible, parcial o total. Para la recuperación  dependerán los mecanismos vestibulares de autorreparación o compensación vestibular central o cerebral. El tratamiento farmacológico se basa en un primer momento, en sedantes y antiheméticos, aunque se suprimir cuanto antes para garantizar una correcta recuperación funcional. Otra punto importante en el tratamiento agudo es la aplicación de corticoides sistémicos.